Crónica de la Beatificación del Fundador del Opus Dei - I

AA.VV., 19-29.5.92 (suplementos semanales)

N. 21 – 22 de mayo de 1992

L’OSSERVATORE ROMANO

Crónica de la 1ª ceremonia

En la espléndida mañana del domingo 17 de mayo y en el incomparable escenario de la plaza de San Pedro, que se prolongaba por la plaza Pío XII y la vía de la Conciliación, Juan Pablo II proclamó beatos al fundador del Opus Dei, el sacerdote español mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, y a la religiosa canosiana sudanesa Josefina Bakhita. Asistió a la beatificación una gran asamblea de más de doscientas mil personas, procedentes de todos los continentes.

Para que los fieles pudiesen seguir la ceremonia, se colocaron altavoces en diferentes puntos y 3 pantallas gigantes de televisión de 25 x 25 metros: una a la izquierda de la plaza, al final de las columnas de Bernini, y dos al comienzo de la vía de la Conciliación. Además, la ceremonia fue transmitida en directo a toda Europa y a dieciocho países de América Latina.

Se habían distribuido libritos para que los fieles pudiesen seguir la ceremonia pontificia. Las casi 300 páginas contenían al comienzo una breve biografía de ambos beatos, en italiano, español, inglés, francés, alemán, portugués y polaco. También la misa se hallaba en todos estos idiomas, excepto el polaco.

El sagrado rito comenzó a las 10 de la mañana. Después de los Kiries, el cardenal Camillo Ruini, vicario general del Papa para la diócesis de Roma, y monseñor Pietro Giacomo Nonis, obispo de Vicenza (Italia), peroraron la beatificación. A continuación leyeron una biografía breve de mons. Josemaría Escrivá de Balaguer y de sor Josefina Bakhita. Juan Pablo II pronunció entonces en latín la siguiente fórmula de beatificación:

«Nos, acogiendo el deseo de nuestros hermanos Camillo Ruini, nuestro vicario para la ciudad de Roma, y Pietro Giacomo Nonis, obispo de Vicenza, así como de otros muchos hermanos en el Episcopado y de numerosos fieles, después de haber escuchado el parecer de la Congregación para las causas de los santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que los venerables siervos de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero, fundador del Opus Dei, y Josefina Bakhita, virgen, Hija de la Caridad, canosiana, de ahora en adelante puedan ser llamados beatos y se pueda celebrar su fiesta todos los años en los lugares y del modo establecido por el Derecho el día de su tránsito al cielo: el 26 de junio, Josemaría Escrivá de Balaguer, y el 8 de febrero, Josefina Bakhita. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

La asamblea prorrumpió en un gran aplauso, mientras en los balcones de la fachada de la basílica se descubrían los tapices con las efigies de los dos beatos y se ofrecían al Santo Padre las reliquias de Escrivá de Balaguer y de Bakhita.

Entre las veinte personas que concelebraban con el Papa se hallaban los cardenales Angel Suquía, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia episcopal española; Laurean Rugambwa, arzobispo de Dar as Salam (Tanzania); y Camillo Ruíni, vicario del Papa para la diócesis de Roma; mons. Elías Yanes Álvarez, arzobispo de Zaragoza, metropolitano de la provincia eclesiástica a la que pertenece la diócesis de Barbastro, en la que nació mons. Escrivá de Balaguer; el nuncio apostólico en Sudán; los obispos de E1 Obeid y Vicenza, diócesis en las que nació y murió Bakhita; mons. Alvaro dei Portillo, prelado del Opus Dei, sucesor de mons. Escrivá de Balaguer; el vicario general de la Obra, mons. Javier Echevarría; y el superior general de los canosianos.

Luego continuó la celebración de la Misa. Las lecturas se hicieron en italiano, inglés y español. La oración de los fieles se hizo en polaco, francés, japonés, alemán, kisuajili y portugués. Su Santidad pronunció en italiano y español la homilía que publicamos.

Asistieron a la ceremonia treinta y cinco cardenales y casi doscientos obispos. Presenció el rito de beatificación el hermano de mons. Escrivá, Santiago, de 79 años, acompañado de sus ocho hijos. El Gobierno español había mandado una delegación oficial, presidida por el embajador de España ante la Santa Sede, señor Jesús Ezquerra Calvo, y de la que formaban parte diecisiete personas; había también delegaciones y personalidades políticas de otros quince países, entre las que se encontraba el presidente del Consejo de Ministros italiano, los expresidentes de Colombia, Belisario Betancur, y de Venezuela, Rafael Caldera Rodríguez. Las religiosas canosianas estaban acompañadas por la superiora general, madre Elide Testa.

Al final de la misa, antes de dar la bendición. Su Santidad hizo una breve reflexión sobre el beato Escrivá de Balaguer, que presentó el trabajo como instrumento de santificación personal y de apostolado, y sobre Josefina Bakhita, que fue un testimonio resplandeciente de reconciliación y perdón evangélicos.

El Papa se acercó luego a los numerosísimos enfermos que habían asistido a la santa Misa y tuvo para cada uno de ellos y para sus familiares una palabra de afecto y consuelo.

A partir de las 14.30, los fieles pudieron venerar los restos del beato Josemaría Escrivá de Balaguer, que habían sido trasladados a la iglesia romana de San Eugenio, donde permanecieron hasta el jueves día 21 de mayo.

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