[Opus Dei] Historia de un sí

Años atrás, Isabel, maestra, sindicalista de la USO, hija de republicano, de familia obrera, encontró una columna en el diario Mundo obrero con este título, más o menos: “Josemaría, un hombre incomprendido”. A raíz de la aparición de Amigos de Dios, el periodista decía: “No se hizo justicia a la labor humanitaria que llevó a cabo Josemaría Escrivá de Balaguer, presentándolo como el que sólo busca a los más dotados de inteligencia o de buena posición económica, descuidando las capas sociales más pobres y necesitadas”.

Esta noticia sorprendió a Isabel, pues la imagen que tenía del Opus Dei era precisamente la que criticaba el autor. Creativa, tenaz y resuelta, se puso a investigar. Leyó todas las obras publicadas de Josemaría Escrivá de Balaguer -menos La Abadesa de las Huelgas, porque “era mucha abadesa”, dice con humor- y se convenció de la verdad del artículo. Sobre todo, cuando conoció los primeros años de San Josemaría en Madrid: con los niños de las barriadas, los enfermos del Hospital General y del Hospital del Rey, el patronato de las Damas Apostólicas… Y por el fruto posterior de esta actividad pastoral: las labores sociales en todos los países donde la Obra está presente.

El germen del libro
Como maestra, Isabel veía la necesidad de poner en manos de los niños buenas lecturas, que sirvieran de ejemplo para contrarrestar la marea de cómics y libros negativos para su formación. Deseaba “sembrar flores en la basura”.

“La vida de San Josemaría está llena de valores espirituales y humanos: amor apasionado por Cristo y su Madre, amor apasionado por el bien de la persona. Es alegre, buen amigo, con genio –los santos, gracias a Dios, también tienen defectos–; es la vida de un niño, un joven, un adulto, cada página de cuya historia lleva la huella del amor y la fidelidad a la voluntad del Señor. Los niños”, pensó, “tienen derecho a conocerla”.

De nuevo empezó a releer, esta vez las biografías publicadas sobre San Josemaría. Pero ninguna era fácil para niños. “Los autores son muy sabios, pero el lenguaje no llega fácilmente a todos”, pensaba.

Se dio cuenta de que una biografía como la que ella deseaba podría hacer mucho bien también a la gente sencilla. Y se puso a preparar un texto con unos esbozos, pensando que el Espíritu Santo le había soplado la idea a ella pero que la ejecutarían otros. Ella fue la primera sorprendida. “El verdadero autor del libro es el Espíritu Santo. Por eso esta biografía rompe todos los esquemas, pues una persona que no era ni es del Opus Dei escribe la primera biografía, con dibujos, del fundador de la Obra, dirigida a los niños y pensada para todas las edades”.

Elaboró, pues, el primer texto, con esbozos de los posibles dibujos. “Me enganchaba. Todos los textos los escribí en el oratorio del centro de la Obra en Lleida. Por la noche, dibujaba en mi taburete. Era agotador, pero estaba muy contenta. Es un libro salido del sacrificio convertido en felicidad”. Isabel lo tenía todo muy pensado: por ejemplo, dejó en el texto algunas palabras que son más complejas, a sabiendas de que los niños no las entenderían. “Lo hice con toda intención. Así, los pequeños acuden a sus padres para que estos les expliquen el significado de los términos y los padres acaban leyendo el libro”.

Más adelante, se decidió a escribir a don Álvaro del Portillo, entonces Prelado del Opus Dei, y a enviarle el material. Así empezó una correspondencia sobre el proyecto que duró varios años. Después de escribir esa primera carta a don Álvaro, Isabel se sintió liberada: el Espíritu Santo le había soplado la idea, y ella ya la había transmitido. Don Álvaro sería el principal impulsor de la obra desde entonces.

Recibió puntualmente su respuesta. “Me senté por si acaso…”, recuerda con humor. “El Prelado me contestaba con estas palabras: Rezo por este trabajo, del que el Señor –estoy seguro– se servirá para remover a un buen número de almas. Él vio el libro como lo veía yo, pero con más carisma y una gran visión de futuro. Me indicó que me pusiera en contacto con la sede del Opus Dei en España, en Madrid”. Isabel viajó a la capital española y expuso el proyecto ante varias personas, que lo acogieron con entusiasmo. “Yo iba repitiendo: Dios se ha valido de mí para dar a luz el proyecto, ahora ustedes realícenlo”. Sin embargo, un espontáneo respondió “Es usted quien ha tenido la idea, nosotros colaboraremos. Además, era voluntad de don Álvaro que yo llevara a término el trabajo”.

Al regresar a Lleida, su ciudad, reelaboró y perfeccionó el proyecto y lo envió al vicepostulador de la Causa de Beatificación de Josemaría Escrivá de Balaguer “para su revisión y corrección, para no caer en ningún error referente al carisma del Opus Dei o a la Iglesia”.
Vinieron un par de años de trabajo duro e idas y venidas: la reelaboración del texto, las gestiones para conseguir un ilustrador adecuado (Giorgio Del Lungo), las relaciones con la editorial (Rialp) y con la vicepostulación…. Cada novedad se la contaba Isabel a don Álvaro. En junio de 1993, por fin, don Álvaro le agradeció por carta a Isabel los dos ejemplares de Historia de un sí que acababa de recibir.

Mover a que se diga ‘sí’
Pienso que, desde el cielo, nuestro Fundador se habrá alegrado por esa obra y le recompensará con su poderosa ayuda. Además, intercederá eficazmente ante Dios, nuestro Señor, para que el texto y los dibujos de esas páginas sean un buen instrumento para remover las almas de las personas que las lean. Esto le escribía don Álvaro en 1993, y se ha cumplido.

Actualmente, hay ediciones de Historia de un sí en castellano, catalán, portugués, italiano, inglés, francés, alemán, holandés, polaco húngaro, chino (ediciones para Singapur y para Hong-Kong, Macao y Taiwán) y japonés. Sabe que Juan Pablo II recibió el ejemplar en polaco que le envió en el año 2003.

A través de las cartas que llegan a la editorial, Isabel constata la verdad de las palabras de don Álvaro. “El objetivo de la biografía era muy evidente: facilitar que, a partir de las respuestas afirmativas de San Josemaría a la voluntad de Dios, cada lector pueda hacer de su vida otra historia de un sí al amor, a Dios y a los demás”.

En un colegio de Córdoba, por ejemplo, los alumnos de 11 y 12 años realizaron un trabajo de comprensión lectora con Historia de un sí. Sus conclusiones eran de lo más diverso: “Me ha parecido un libro que te hace comprender cómo creer en Dios. Y también, que cuando estés en un apuro escuches la Santa Misa, como cuando ellos estaban cruzando los Pirineos”; “el libro me ha hecho pensar muchas cosas. Yo creía que mi vida era dura, pero después de ver la vida de don Josemaría pienso que soy afortunado donde los haya”; “he aprendido el respeto que hay que guardar con los padres, la importancia de usar bien el dinero y, sobre todo, el amor que hay que tenerle al Señor”.

En San Salvador (El Salvador) se publicó por entregas con e
l periódico dominical, con entrevistas a niños y niñas que explicaban cómo acudían al entonces Beato Josemaría para encomendarle sus problemas y rezar por sus familias y amigos.

La última noticia le ha llegado de una religiosa que vive y trabaja en un país africano. Le cuenta lo siguiente: “Estamos leyendo el libro de la vida de San Josemaría Escrivá, yo me lo leí en cuanto llegué a Guinea y tengo que decirte que no había leído nada de este santo y me llevé una grata impresión. Pienso que de pequeño le tocó sufrir mucho con la pérdida de sus hermanas y de su padre; si no hubiera sido un muchacho de mucha piedad y serenidad quizás habría reaccionado mal. Se ve cómo él siempre busca la voluntad de Dios, no quiere hacer la suya.

Este libro lo leemos en los ratos de Lengua Castellana en el internado. Las alumnas hacen un resumen de cada lectura y así a final de curso tendrán un librito que les servirá para recordar la vida de San Josemaría. También lo leen a ratos porque lo tengo en la biblioteca y por la noche después de cenar tienen un rato para lectura. Me dicen que les gusta mucho”.

Las alumnas envían algunas cartas a Isabel. Le cuentan, por ejemplo, que algunas no han recibido todavía la primera comunión y les gusta leer el pasaje de cuando Josemaría recibió la Eucaristía por primera vez. De este modo, tanto el sí de San Josemaría como el sí de Isabel están dando fruto en la vida de niños de todo el mundo.

copiado de http://www.es.josemariaescriva.info

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